domingo, 12 de diciembre de 2010

Entrada 1. Globalizar mata o la importancia de tus genes



"La suerte de las naciones depende de su manera de alimentarse."
Jean Anthelme Brillat-Savarin, jurista francés


Ante semejante título, cualquiera se esperaría algo parecido a una bonita fotografía de manifestantes a lo punk, quemando banderas y alborotando en la sede las Naciones Unidas, en Bruselas, o en algún sitio parecido, intentando hacer ver a los líderes del mundo que la globalización y el capitalismo es un invento de Satanás. Nada más lejos, hoy hablamos de genética y de dieta.

La prefectura de Okinawa, al suroeste de Japón, se compone de una serie de islas conocidas por albergar a una de las poblaciones más longevas de la Tierra. La longevidad supera los 80 años en ambos sexos, y el índice de enfermedades cardiovasculares, cáncer de mama, cáncer de próstata o diabetes se sitúa muy por debajo de la media nacional del país nipón. ¿El secreto? Seguro que ya lo habéis adivinado: una dieta ejemplar, basada en una alta carga de verduras y frutas, así como una reducción del consumo de carne, grasas saturadas, cereales procesados, azúcares... Las hierbas tradicionales de estas islas bañadas por el Pacífico parecen acabar de aderezar la receta de la vida eterna. ¿O no?

Las nuevas generaciones de la sociedad de Okinawa no parecen muy proclives a seguir la receta de la abuela (de la abuela de Okinawa, claro) y el sedentarismo, la comida basura y el tabaco hacen sus estragos, aumentando indiscriminadamente el nivel de todas las enfermedades que sus antepasados habían mantenido a raya durante generaciones y haciendo que estos retoños acaben siendo enterrados por sus abuelos. En resumen, que si dejásemos de comer tanta mierda viviríamos más. Pero claro, esto ya lo sabíamos y para eso no me voy a molestar en escribir una entrada.

Parece ser que la buena gente de este archipiélago japonés tiene algo más que un buen menú para ser unos super-abuelos: El doctor Bradley J. Willcox, que durante años ha intentado descifrar el secreto de la envidiable salud de los ancianos de Okinawa, siguió a unas cuantas familias hawaianas de ascendencia japonesa que procedían de algún centenario de Okinawa que había emigrado a Hawaii en busca de una vida mejor. ¿El resultado? Los descendientes hawaianos de estos centenarios no solo presentaban un envejecimiento mucho peor que sus antepasados, sino que además su capacidad de controlar la glucemia, sus concentraciones de insulina, los niveles de diabetes, enfermedades coronarias... eran mucho peores que en el resto de la población hawaiana. Si todos comían la misma basura que les enviaba el tío Sam, ¿por qué los descendientes de los okinawenses lo pasaban mucho peor? La respuesta es simple: los genes de sus antecesores no son tan buenos como parecen.

Después de generaciones manteniendo la dieta okinawense (todo un insulto a la comida industrializada), la población de este archipiélago había ido desarrollando un genoma adaptado al metabolismo de ciertas sustancias y muy desacostumbrado a lidiar con altos niveles de grasas y azúcares. Cuando los hijos de estos bien conservados ancianos se vieron rodeados de una dieta y un modo de vida radicalmente opuestos a lo que su genética esperaba, lo pasaron (y lo pasan) mucho, mucho peor que sus nuevos caseros (estadounidenses acostumbrados a engullir hamburguesas como quien lava). Y es que el gen bueno es bueno para un lugar y momento determinados.

Después de todo, los ritos y las costumbres parece que son algo más que meras cuestiones estéticas o morales, sino que, a nuestras espaldas, controlan nuestra intrincada maquinaria cromosómica, cuidadosamente seleccionada durante milenios (ni los jamones Navidul salen tan buenos). Por eso, homogeneizar la dieta de todo el globo dista mucho de arreglar el problema del hambre y, como decía, globalizar mata. Literalmente. Al final igual todo esto si que es un poco punk.
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Referencias:

Willcox DC, Willcox BJ, Wang NC, He Q, Rosenbaum M, Suzuki M. “Life at the extreme limit: phenotypic characteristics of supercentenarians in Okinawa.” J Gerontol A Biol Sci Med Sci. 2008 Nov;63(11):1201-8
Willcox DC, Willcox BJ, He Q, Wang NC, Suzuki M. “They really are that old: a validation study of centenarian prevalence in Okinawa.” J Gerontol A Biol Sci Med Sci. 2008 Apr;63(4):338-49.
Willcox BJ, Willcox DC, He Q, Curb JD, Suzuki M. “Siblings of Okinawan centenarians share lifelong mortality advantages.” J Gerontol A Biol Sci Med Sci. 2006 Apr;61(4):345-54.




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